
El País, 9.12.07
[…] P. Pues a ver si logra usted convencer a Rouco y a Cañizares, que actúan como si Zapatero no tuviera otra cosa más importante que hacer que perseguir a la Iglesia.
R. ¡Bueno, bueno! Ésos son excesos verbales que responden más a la pasión del momento.
El Vaticano tiene un excelente embajador ante España… en la persona que debería representar a España frente a esta superpotencia, como muestra esta entrevista. Llamar “excesos verbales” a la campaña permanente de descalificación por parte de estos jerarcas es una auténtica manipulación, impropia incluso de un diplomático. LEx
Esto es totalmente cierto. Pero seguirán sin conformarse, pues lo quieren todo y su objetivo sigue siendo doblegar al estado. LEx
R. Mire, a mí esta afirmación de Cañizares lo que demuestra es que, afortunadamente, la Iglesia española es plural. Y a lo mejor tampoco nosotros hemos sido capaces de explicar bien los contenidos de Educación para la Ciudadanía, que defiende valores que se enseñan en toda Europa.
Lo relativo a la EpC también es parcialmente verdad, como demuestra por ejemplo el estúpido vídeo de las Juventudes Socialistas sobre la asignatura. Pero no es menos cierto, a la vez, hasta qué punto la ICR manipula esa cuestión (ver Tropas de asalto contra Educación para la Ciudadanía). LEx
P. Pero no parece que esas opiniones, incluida la de monseñor Blázquez, pesen tanto como las voces de la crispación y de la desconfianza, ¿no?
R. Yo estoy dispuesto a tirarme a la piscina. ¿Qué es lo que pasa? En todo este proceso hay un problema importante que es la cadena de la Iglesia. Está claro que lo que aquí no debatimos ni cuestionamos es la libertad de expresión, pero lo que sí puede provocar el desconcierto, incluso en los católicos como yo, es el hecho de que desde una emisora propiedad de la Iglesia se utilice un determinado lenguaje. Hay programas que tienen todo el derecho del mundo a funcionar, pero no desde una emisora propiedad de la Iglesia. Está claro que la Cope es una piedra en el zapato de las relaciones entre el Gobierno y la Iglesia, y le admito que distorsiona mucho este clima de diálogo.
P. Y en su opinión, ¿por qué la jerarquía de la Iglesia no acaba con esta situación, con esa orientación de la Cope?
R. Voy a ser claro y rotundo: ¡no lo entiendo en absoluto! No entiendo que la Iglesia, como tal institución, permita que se emita ese tipo de programas, y que lleguen incluso a ofender al jefe del Estado. Hay sectores de la Iglesia que tienen claro el daño que hace la Cope. Es muy difícil el poder explicar cómo hay determinados programas que son auténticos molinos de odio. Pero eso es algo que tiene que resolver la propia Iglesia.
Quien no entienda el Principio de Sí Contradicción que rige las intervenciones de esta entidad, está condenado a malinterpretarla permanentemente, cayendo así en sus trampas. LEx
P. ¿Acosada por el Gobierno? ¿Pero no quedamos en que las cosas iban mucho mejor?
R. ¡Por el Gobierno, no! Yo creo que, al contrario, la Iglesia ha valorado los gestos del Gobierno; todo lo que ha conseguido, el diálogo abierto que el Vaticano tiene con la vicepresidenta Fernández de la Vega. Yo me refería más bien a declaraciones de determinados dirigentes de mi partido, que intentan mantener posturas beligerantes que ya han sido superadas por la historia. Pienso que tan malo es que la Iglesia quiera seguir ocupando un papel que la historia ha condenado al olvido, como que desde la izquierda se siga practicando un anticlericalismo decimonónico. La Iglesia se siente acosada cuando desde el PSOE se habla de medidas de ruptura de los acuerdos bilaterales que no responden ni al criterio del Gobierno, ni a las demandas de la sociedad.
Lo que muchos creían superadas por la historia son las pretensiones neoconfesionalistas de la ICR. Si esta entidad regresa al siglo XIX (con ropajes postconciliares, eso sí), no se deberían sorprender del retorno del
“anticlericalismo decimonónico”. Pero lo cierto es que éste se limita a unas pocas voces laicistas y a alguna manifestación antirreligiosa más bien folclórica. En cambio la jerarquía romanista tiene numerosos y sólidos apoyos. LEx
La ICR, como todas las demás confesiones, tiene derecho a establecer acuerdos con el estado español, pero éstos no pueden adoptar la forma de tratado internacional con la monarquía teocratista que es el Vaticano (que, como estado que es, tiene derecho a mantener relaciones con España dentro de su ámbito puramente político), privilegiando además a la ICR sobre otras religiones. La no distinción entre estas dos esferas supone un atentado, consentido por el estado español, tanto a la separación de la iglesia y el estado como al principio de igualdad religiosa. LEx