domingo, mayo 27, 2007

No existirían registros precisos para afirmar que hay más musulmanes que católicos

ACI, 23.5.07

El subsecretario del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, Mons. Félix Machado, declaró a la prensa italiana que es difícil contabilizar cuántos budistas o musulmanes hay en el mundo porque no existen registros precisos como los de la Iglesia Católica.

El Prelado se refirió al estudio difundido por el instituto estadounidense World Christian Database, según el cual en el mundo hay actualmente mil 322 millones de musulmanes, una cifra que superaría al número de católicos, que, según el informe, son mil 115 millones.

"Hay estadísticas que no son muy cuidadosas. En realidad, son precisas para algunas confesio-nes y para otras no", expresó el Prelado a la prensa italiana. Explicó que mientras cualquier parroquia católica posee los registros de todos sus bautizados, no es así en otras religiones, en las que "falta cualquier tipo de registro". Recordó que en el caso del Islam, sólo es necesario recitar ante testigos "la shaada", es decir, declarar que no hay más Dios que Alá.

Según el World Christian Database, el crecimiento de los musulmanes se debería a su mayor tasa de natalidad respecto a los países de mayoría católica. Sin embargo, el número total de cristianos (católicos, ortodoxos, anglicanos y protestantes), es de dos mil 153 millones.

El informe también señala que hay 152 millones de ateos y 772 millones de personas en el mundo que no practican religión alguna.



Los registros parroquiales católicos constatan quiénes recibieron el bautismo en esa iglesia, la inmensa mayoría de los cuales lo hicieron sin ser conscientes de ello; posteriormente, muchos abandonan la fe de esa iglesia, y no pocos profesan otras confesiones, a pesar de lo cual siguen figurando en dichos registros. Son, además, conocidas las trabas que las autoridades eclesiásticas ponen a quienes desean ser borrados de ellos (ver Apostasías). Y bien es sabido que la jerarquía romanista blande esas cifras con diversos fines, como el de recibir prebendas de los estados (ver Doblegando al estado).

Lo más triste y repugnante de todo esto es que este interés por las cifras no responda a inquietudes informativas, sino a un planteamiento de guerra de religiones, y además de parte de una organización que se dice seguidora de Jesucristo, quien jamás sustentó el poder de su mensaje en el número de sus seguidores y el éxito sociopolítico: «No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino» (Lucas 12: 32). LEx

miércoles, mayo 23, 2007

Zara se disculpa ante los judíos ortodoxos por mezclar lino y algodón en una prenda

El País, 21.5.07

La empresa española Zara, una de las más populares en Israel, se ha disculpado ante la comunidad ultra-ortodoxa judía por haber incurrido en lo que ésta considera un grave pecado: mezclar algodón y lino en una misma prenda. Esta mixtura está terminantemente prohibida por el judaísmo, al ser considerada un "híbrido" que va contra natura.

La compañía ha publicado varios anuncios en los principales medios ultra-ortodoxos judíos en los que advierte a ese grupo religioso de que ha estado vendiendo un traje para hombres en los que se encuentra esta mezcla prohibida, según informa el diario Maariv.

"La empresa Zara lamenta el error y asegura a sus clientes en Israel, y en particular a los ortodoxos, que hará todo lo que esté en su mano para que no se repita el caso", rezan los anuncios. […]

Zara, que entró en el mercado israelí en 1997, es hoy la principal cadena de ropa en Israel, con quince tiendas, unos 900 empleados y un volumen de ventas de 340 millones de dólares anuales.



Aunque seguramente esta actuación se debe a motivos comerciales, es de apreciar que una empresa informe a sus potenciales clientes sobre la naturaleza de su producto.

Este tipo de noticias sirven para, por contraste, plantearse la siguiente reflexión: Si una empresa reaccionara de manera similar por haber transgredido un mandato musulmán, tendríamos a la
Brigada Antiprogre en pleno despotricando contra lo que sin duda considerarían una humillante bajada de pantalones ante el integrismo islámico invasor.

La clave está en respetar las creencias de los demás, siempre que ello no implique una restricción de las libertades sociales (ver
Hoy contra el velo, mañana… ¿contra la libertad?). LEx

Los silencios reveladores de Benedicto XVI

Leonardo Boff
Argenpress, 18.5.07

Desde la perspectiva del entusiasmo popular, podemos decir que la visita del Papa a Brasil ha sido un gran éxito. Aunque sin la irradiación carismática de su antecesor, la figura de Benedicto XVI, naturalmente contenida, se mostró suelta, y se dejó conmover por el arrebatamiento de los fieles. La figura del Papa es un símbolo poderoso que evoca en el inconsciente colectivo arquetipos ancestrales del gran padre, el sabio, el chamán, que dispone de poderes sobrenaturales. Esta clase de arquetipos hablan a lo profundo de las personas y movilizan grandes sentimientos. ¿Qué modelo de catolicismo va a favorecer?

Es claro que en Brasil hay dos tipos de catolicismo: el de la devoción y el del compromiso ético. El cristianismo de devoción viene de la Colonia, tiene un cuño popular, está centrado en la devoción a los santos, en los rezos y en las romerías, y hoy, en su forma moderna, en la dramatización mediática, de fuerte contenido emocional. […]



Interesante análisis, que en esta Era Neorreligiosa en que nos adentramos se puede aplicar también a la ilustrada Europa, donde también se aprecia el seguidismo a líderes carismáticos, y en especial al papa (que en este sentido no tiene rival en el mundo). LEx



Hay una cierta tónica de elementarismo fundamentalista cuando habla de la centralidad de Cristo hasta en las cuestiones sociales y culturales, lo que seguramente dificultará el diálogo inter-religioso. Es una teología sin el Espíritu, pues todo queda reducido a Cristo, reduccionismo que en teología se llama cristomonismo (la «dictadura» de Cristo en la Iglesia). Como si no existiese también el Espíritu, que también está en la historia y en los procesos sociales suscitando verdad, justicia y amor. […]


Que Benedicto XVI hable de la centralidad de Cristo no quiere decir que la institución que dirige represente, ni en su pensamiento ni en su acción, esa centralidad; el hecho de que Boff asuma acríticamente que así es demuestra, una vez más, que la teología de la liberación no dista mucho del oficialismo vaticano.

Por otro lado, el párrafo abunda en disparates teológicos, pues: 1. Cristo (el auténtico) es Señor de la iglesia (de la auténtica); es inconcebible presentarlo como “dictador”, aun para refutar el papismo; 2. El Espíritu Santo es representante del propio Cristo, no un posible competidor, como casi parece que lo presenta Boff; 3. Para el cristiano Jesús lo es todo, lo cual ni margina al Espíritu, tan divino como él, ni tiene que entorpecer el auténtico diálogo interreligioso (el problema es que lo que Boff defiende es en realidad el sincretismo; ver
Ecumenismo humanista). LEx

Es teológicamente frágil la tesis de que se necesita confesar explícitamente a Dios para construir una sociedad justa. Los antiguos Estados Pontificios niegan esta tesis, así como la España de Franco y el Portugal de Salazar, que afirmaban públicamente a Dios y mantenían la tortura y la pena de muerte.


Agudo comentario crítico. También mantenían la unidad de la iglesia y el estado. LEx

Lo que se necesita es un consenso ético y una apertura a la trascendencia, dejando abierta la definición de su contenido, como por lo demás hacen los Estados modernos.


Resulta un tanto ambiguo este comentario: los estados modernos, en cuanto estados, ni se abren a la trascendencia ni deben hacerlo; otra cosa es que respeten desde su neutralidad que los ciudadanos opten por esa apertura. LEx

Estas insuficiencias teóricas hacen que su discurso resbale fácilmente hacia el moralismo y el espiritualismo. Melancólicamente vuelve siempre al mismo estribillo: no a los anticonceptivos, no al divorcio, no a la unión homosexual, no a la modernidad, y sí a la familia tradicional, sí a la rígida moral sexual, sí a la disciplina. Esos demasiados «noes» vuelven antipático el mensaje, como si no hubiese otros temas urgentes a tratar. […]


Mientras estos teólogos de la liberación sigan sin entender la estrategia papal, muy pobremente se pueden presentar como alternativa a la misma (ver Hans Küng no se entera). Ratzinger no está en una nube hablando de sus rancias obsesiones sempiternas, sino que recurre a ellas como mecanismo para mostrar su fuerza al mundo: insistiendo en dogmatismos absurdos o en normas morales que el propio jefe de la Iglesia Católica Romana sabe que pocos seguirán, el papado (que por otro lado ha modificado sustancialmente sus planteamientos teológicos a lo largo de la historia) se presenta como inmutable y, por tanto, digno de confianza y de autoridad. Por eso mismo nunca abolirá el celibato sacerdotal ni aceptará el sacerdocio femenino o los anticonceptivos. Boff no comprende que su iglesia es ante todo una estructura de poder, y que cualquier otra variable, incluso la popularidad o el deseo de contemporizar, está sometida a este esquema. LEx

Al papa le pasó desapercibida la nueva centralidad que no es discutir la misión de la Iglesia en sí, sino el futuro de la Tierra y de la Humanidad, y ver en qué medida la misión del catolicismo puede ayudar a garantizar el futuro, sin el cual nada se sostiene.


Lógico, pues el papado está preocupado por su propio futuro como estructura de poder. Lo sorprendente es que Boff todavía esté esperando un cambio. Aparte de que, si es cristiano, debería saber que el futuro está en manos de Dios, no de la habilidad de los hombres para salvar el planeta. LEx

El catolicismo brasileño y latinoamericano, si quieren estar a la altura de los tiempos actuales, necesitan del coraje que tuvieron los primeros cristianos: dejaron el suelo cultural judaico del Jesús histórico, y se insertaron en el suelo pagano helenista. De esa inserción nació el cristianismo actual, expresión no del Antiguo sino del Nuevo Testamento.

Necesitamos un catolicismo de rostro indo-negro-latinoamericano, no contra, sino en comunión con el romano.


Los primeros cristianos se insertaron en el mundo pagano como amigos de los gentiles y misioneros ante las naciones, no para realizar una síntesis sincrética con el paganismo, que es rechazado radicalmente tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Sí es cierto que las generaciones siguientes asimilaron no pocas creencias y prácticas paganas, lo cual supuso no un enriquecimiento, sino una traición en toda regla al mensaje de Jesús y de los apóstoles. El principal heredero de esta corriente es el catolicismo romano, con el cual Boff se siente en comunión, si bien le parece todavía poco pagano, dado que hace años que este teólogo aboga por la espiritualidad anticristiana de la Nueva Era. LEx

miércoles, mayo 02, 2007

La UE castigará con cárcel negar el Holocausto

El País, 20.4.07

Tras seis años de arduas negociaciones, los Veintisiete acordaron ayer una ley para combatir el racismo y la xenofobia que castiga con penas de cárcel la negación del Holocausto. Un ejercicio de equilibrismo político acabó por convencer a los países bálticos, que exigían que la negación del estalinismo figurara en el texto de la declaración. La UE no accedió a la petición de Estonia, Lituania, Letonia, Polonia y Eslovenia, pero a cambio los Veintisiete emitieron una declaración en la que "deploran" los regímenes totalitarios y se comprometen a celebrar una conferencia sobre el tema. […]

La ley entrará en vigor previsiblemente a finales de año y los países de la UE tendrán dos años para adecuar sus códigos penales. En ellos deberán incluir penas de "un máximo de al menos entre uno y tres años" de cárcel para quien incite en público a la violencia o al odio contra grupos definidos por su raza, color, religión, descendencia, nacionalidad u origen étnico. También para los que públicamente "condonen, nieguen o trivialicen genocidios, crímenes contra la humanidad y de guerra definidos por la justicia internacional, así como los del régimen nazi. […]



Se consagran así al menos dos graves arbitrariedades antidemocráticas: 1. La que impide la libre expresión e investigación de cualquier hecho histórico, incluido el Holocausto. 2. La que deja en manos de los fuertes de turno la identificación de los «genocidios, crímenes contra la humanidad y de guerra definidos por la justicia internacional» y, al hilo de ello, el castigo por condonarlos, negarlos o trivializarlos.

Dicho de otro modo: a diferencia del revisionismo del Holocausto,
relativizar la Inquisición no será condenado; defender que la masacre de civiles en Hiroshima y Nagasaki era necesaria para lograr la libertad y la democracia, tampoco; lo mismo que apoyar invasiones genocidas como la de Irak (o la venidera de Irán). No en vano son los más poderosos quienes están o estuvieron detrás de ello. LEx

Esos ateos

Carlos Capote
El País (Cartas al Director), 9.4.07

El propio John Locke, considerado uno de los padres del laicismo, decía que "aquellos que por su ateísmo socavan y destruyen toda religión no pueden pretender que la religión les conceda privilegio de tolerancia". Y es que los ateos han sido probablemente el colectivo más discriminado a lo largo de la historia. […]

En respuesta a la polémica que se inició el año pasado tras la publicación de las famosas "caricaturas de Mahoma" en un periódico danés, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU acaba de aprobar una resolución que insta a no difamar públicamente sobre creencias religiosas. […] No se dice nada, sin embargo, de las acusaciones que Ratzinger viene incorporando sistemáticamente a todos sus discursos. Según él, sin Dios, todo vale, todo es relativo. Pese a que son pocos los ateos que se identifican con tal suerte de relativismo, el catolicismo basa constantemente sus discursos en esta idea, de manera que puede llegar con facilidad a la conclusión de que "el mundo está como está porque ya nadie cree en nada".

Si bien recibimos con gusto toda resolución cuya finalidad sea la tolerancia y un acercamiento a la comprensión mutua, somos muchos los ateos que creemos que no estaría de más que dichas resoluciones no sean discriminatorias con nuestro colectivo (si es que se nos puede llamar colectivo). […]



Palabras cargadas de sensatez. Por razones atávicas pero nada equitativas, se suele poner más énfasis, un énfasis ‘sagrado’, en el respeto a las ideas religiosas que a las demás. Pareciera que, por ejemplo, las (supuestas) blasfemias merecen un repudio mayor que las descalificaciones de unas u otras ideas políticas, o de sus partidarios. Pero dar esto por sentado es resignarse a aceptar que nuestra sociedad no es laica, pese a que las constituciones modernas, la experiencia histórica y el buen sentido aconsejan que lo sea. O que hay ciudadanos de primera categoría (los creyentes en tanto que tales) y ciudadanos de segunda (los demás).

Como era de esperar, en la Era Neorreligiosa este fenómeno se viene agudizando por momentos (ver
‘Me c… en Dios’, una buena excusa). Justo por ello se hace más apremiante proclamar que todos tenemos idéntico derecho al respeto por nuestras ideas, sean cuales sean. LEx