lunes, septiembre 25, 2006

Necesitamos Alatristes

Serafín Fanjul
Libertad Digital, 12.9.06

Nunca he tenido mucho interés por la obra literaria de Arturo Pérez Reverte: la impostación del discurso desenfadado de que tanto abusa, especialmente en el terreno lingüístico, no me lo hacen simpático. Sin embargo, reconozco que precisamos en nuestra lengua y área cultural de escritores como él, por haber sabido interpretar –y explotar a su favor: enhorabuena sincera– la necesidad que la sociedad española vive en este nuestro momento histórico de reconstruir –o simplemente construir– mitos que contribuyan a apuntalar en el plano ideológico los muy maltrechos cimientos de la identidad colectiva hispana, hecatombe identitaria y moral que debemos a la artera acción de unos políticos y a la inopia de otros. […]

El panorama literario español no es como para tirar cohetes, ni podemos esperar que, de no ser por la vía de la publicidad masiva –omnipresencia extraliteraria, vaya– se vendan obras de calidad. […] Así pues, bienvenidos escritores que ofrezcan entretenimiento, divulgación y mitos en los que creer, tan necesitados como andamos de un suelo firme sobre el que asentar los pies, por discutibles que sean sus orígenes: ahí tienen la mitología vasca inventada en el XIX y XX y vean cuán orgullosos y seguros se muestran los cazurros asesinos. […]

Estas palabras de Fanjul son muy significativas: los representantes de la Brigada Antiprogre y del nuevo fascismo atacan, con razón, el carácter mítico de los supuestos fundamentos históricos apelados por los separatistas periféricos. Ahora bien, ¿sobre qué sustentan su propio españolismo? Sobre mitos de los que enorgullecerse también. De ahí que, como era previsible, la película ‘Alatriste’, basada en las novelas de Arturo Pérez-Reverte, esté siendo bien acogida por ciertos representantes de esta extrema derecha. LEx


Parece que, tras su estreno, la película Alatriste está alcanzando un gran éxito comercial. Pues estamos de enhorabuena, aunque no percibamos un duro del fenómeno: otros productores y entidades privadas repetirán si ven que hay negocio a la vista y, por fin, se acabará con el mito –éste sí de verdad dañino– de que al público no le interesan esas antiguallas sobre sueños imperialistas.

Fanjul sigue definiendo sin complejos (como cada vez es más frecuente) su ideología: imperialista (él lo dice). Por otro lado, no deja de ser sorprendente el éxito de la película, pues, a pesar de su magnífica ambientación, el ritmo de la misma es tan lento y las atractivas historias de Reverte han sido plasmadas de un modo tan soso, que difícilmente puede convencer al gran público. LEx


El filme viene precedido de las ventas masivas de la serie de Pérez Reverte y de un gran despliegue publicitario, por tanto sería aventurado inferir que nos hallamos ante una recuperación de la conciencia nacional española y de la identidad colectiva por una sola película o por un sólo triunfo en baloncesto. Pero tampoco cabe duda de que sobre la suma de pequeños hitos como éstos se fundamentan las ilusiones de una comunidad humana. […]

El discurso identitario e ilusionante de la extrema derecha es exactamente igual al de los vasquistas aranistas o los catalanistas. LEx

Cierto que Mortensen habla muy raro –reconozcamos su esfuerzo, pero habla raro–, que la batalla de Rocroi se queda muy pobre de medios, aunque las peleas estén bien realizadas, y que el dramático y excelente final parece sugerir una trascendencia inmediata en el declive español que en la práctica no tuvo (España siguió dominando Flandes, si bien hubo que olvidar el proyecto de invadir Francia y el Camino Español quedó cortado) […].

Este historiador continúa defendiendo la idea de que es positivo que el público crea en visiones de la historia que no son ciertas, si estas visiones promueven el bien del orgullo nacional. Fanjul es uno de los que (con razón en esto, insistimos) ataca luego la mitología del nacionalismo vasco o catalán.

El final de ‘Alatriste’, además de mal resuelto cinematográficamente, es patético, pues pretende hacer pasar por idealismo una actitud que no deja de ser estúpida: los soldados que han descubierto durante su vida que la nación y el rey por el que luchan son indignos (como la película se encarga de dejar claro), sacrifican su vida inútilmente, no por una ni por otro, sino en realidad por “la honra”, ese terrible y peligroso concepto que tanto ha dañado a España. No deja de sorprender que Pérez-Reverte haya afirmado que «los soplacirios y cagatintas de mala fe que preveían un canto imperial de españolazos heroicos y rancio folklore de capa y espada, se van a tragar la bilis por azumbres» (‘XLSemanal’, 20.8.06). ¡Pero si no hay nada más claro que ese canto imperial (decadente, eso sí, pero imperial) en el final de la película! LEx



[…] Ese "Cuenta lo que fuimos" en boca de un protagonista secundario cuando todo está perdido. Un mensaje que se dirige a sí mismo el escritor y que, de verdad, agradecemos en esta nuestra patria, tan hambrienta de reconocimiento como sobrada de miedo a admitir que es quien realmente es, tan sigilosa y cobardica para mandar a la mierda a todos los Rubianes, a sus cómplices y concejalas, a cuanto ganapán se empeña en vendernos el bodrio de su Guerra Civil y sus rollos de drogatas, su Lavapiés eterno.

Ah, es que la cuestión era ésta: escudarse en lo miserables que son otros (como han demostrado serlo, ciertamente) para enorgullecernos de los buenos y dignos que somos nosotros, que no somos “drogatas”, ni inmigrantes del barrio de Lavapiés. Cuánto odio difunden estos salvapatrias. LEx

domingo, septiembre 24, 2006

Editorial de César Vidal en 'La Linterna'

Cope, 18.9.06

El periodista “protestante” César Vidal, que lleva un par de años al servicio de la Conferencia Episcopal católica y varios más al servicio ideológico de la Iglesia Católica Romana, dedica en su programa un editorial al asunto de las reacciones musulmanas al discurso papal en Ratisbona. A modo de introducción, hace referencia al asesinato de Pedro por parte de Nerón (por cierto, hace tiempo Vidal comentó que no le parecía suficientemente atestiguado que Pedro muriera en Roma; ver chat en ‘Libertad Digital’, 26.11.02). Parecería que con esa referencia histórica estuviera apoyando, justo en este momento en que el papa se ve criticado, las pretensiones romanistas de fundamentar el papado sobre la sucesión de Pedro (ver ¿Quién es el Santo Padre?). En ese editorial se pregunta, entre otras cosas:

[…] ¿Qué justifica el reconocimiento de determinados derechos a los musulmanes que no son ciudadanos de la UE cuando no existe el principio de reciprocidad de esos derechos en los países musulmanes para con los occidentales?

¿Qué legitima las proclamas integristas islámicas en Occidente, cuando en las naciones islámicas no existe libertad de conciencia e incluso la simple posesión de una Biblia o el pronunciar una oración cristiana puede costar la vida en algunas de ellas?

La exigencia de reciprocidad a los países islámicos en el reconocimiento de derechos básicos es muy común hoy en día. El propio papa actual y otros miembros de la Curia romana han hecho referencia a ella en varias ocasiones (ver, por ejemplo, ‘Zenit’, 15.5.06).

Sin duda, es necesario que los países democráticos insten, e incluso exijan a los no democráticos a que ajusten sus legislaciones a los principios emanados de los derechos humanos. Ahora bien, esta exigencia no puede estar basada en la reciprocidad, por una razón muy sencilla: la libertad es un principio, y por tanto no debe estar condicionada a las acciones de los demás. Si los países occidentales admitimos la libertad de expresión, no lo hacemos en función de que otros lo hagan también.

En el caso de la libertad religiosa, Vidal, el papa y muchos más olvidan un asunto fundamental: la religión es una opción personal que va mucho más allá del lugar de nacimiento y residencia. Estas personas parecen olvidar que el cristianismo no es un patrimonio de los países occidentales, ni el islam de los países de mayoría musulmana. Es característico de los partidarios del choque de civilizaciones que identifiquen los territorios con determinadas confesiones (éste es el principal motivo de conflicto, por ejemplo, entre el Vaticano y el patriarcado ortodoxo de Moscú; ver Ecumenismo cristiano).

La libertad para abrir una mezquita en España no es un privilegio concedido a los extranjeros, sino un derecho básico de cualquier persona que resida aquí, independientemente de su origen (hay que recordar que no todos los musulmanes españoles son inmigrantes). Igualmente, es de esperar que en los países musulmanes haya libertad religiosa, no porque los occidentales allí residentes deban acceder a ese derecho, sino porque es un derecho humano fundamental.

Esgrimir el concepto de reciprocidad implica amenazar con no “ofrecer” a los musulmanes (extranjeros o no) lo que “ellos” (es decir, los regímenes de inspiración islámica) no nos “ofrecen”; implica por tanto amenazar con suprimir derechos fundamentales, o condicionarlos al modo en que otros países los practiquen. Implica rebajar un principio democrático a una prerrogativa opcional. LEx

lunes, septiembre 18, 2006

La comunidad de Taizé explica el camino recorrido por el hermano Roger

Zenit, 14.9.06

Publicamos el comunicado de prensa que ha emitido la comunidad ecuménica de Taizé tras las noticias de prensa que han hablado de una supuesta conversión al catolicismo del fallecido hermano Roger, fundador de la misma.

* * *

En un artículo concerniente al hermano Roger, el periódico «Le Monde» del 6 de septiembre de 2006 ha dado crédito y eco a las afirmaciones de una pequeña hoja de información, vinculada a corrientes tradicionalistas, que deforman su marcha real y atacan su memoria.

Un texto del Consejo Pontificio para la Unidad de los cristianos, de Roma, fue solicitado para apoyar una tesis de «conversión» del hermano Roger, mientras que dicho texto no dice tal cosa. En cuanto al obispo emérito de Autun, monseñor Seguy, él mismo ya ha matizado sus palabras. Rechazando el término «conversión», declaró a AFP: «No he dicho que el hermano Roger había abjurado al protestantismo, sino que había manifestado que adhería plenamente a la fe católica».

De origen protestante, el hermano Roger, llevo a cabo un camino que no ha tenido precedentes desde la Reforma: entrar progresivamente en una plena «comunión» con la fe de la Iglesia católica sin una «conversión» que hubiese implicado una ruptura con sus orígenes. En 1972, el obispo de Autun de entonces, monseñor LeBourgeois, le dio, simplemente, la comunión por primera vez sin pedirle ninguna otra profesión de fe que el Credo recitado durante la Eucaristía, y común a todos los cristianos. Algunos testigos que estuvieron presentes pueden atestiguarlo.

Hablar en este caso de «conversión», es no comprender la originalidad de lo que el hermano Roger ha buscado.

Este camino del hermano Roger no ha tenido jamás nada de oculto. En 1980, a la ocasión de un encuentro europeo de jóvenes en Roma, se expresó públicamente, en la basílica de San Pedro y en presencia del papa Juan Pablo II, en estos términos: «Encontré mi propia identidad de cristiano, reconciliando en mí mismo, la fe de mis orígenes con el misterio de la fe católica sin ruptura de comunión con nadie».

El camino del hermano Roger no ha sido comprendido por todos pero ha sido acogido por muchos, por el papa Juan Pablo II, por obispos y teólogos católicos que han venido a celebrar la eucaristía a Taizé, como también, por responsables de Iglesias protestantes y ortodoxas con las cuales el hermano Roger ha pacientemente construido una confianza a través de los años.

Quienes quieren a todo precio que las confesiones cristianas encuentren cada una su identidad oponiéndose unas a las otras, no pueden por supuesto comprender el camino del hermano Roger. Era un hombre de comunión y es esto que, para algunos, es difícil de comprender.

El 6 de septiembre de 2006
Communauté de Taizé
www.taize.fr


La comunidad de Taizé es ejemplar en muchas de sus actuaciones, y promueve, especialmente entre los jóvenes, un espíritu de hermandad y solidaridad que pocas veces se encuentra hoy. Dicho eso, hay que señalar que su concepto del ecumenismo resulta desafortunado, pues al priorizar la unidad visible de los cristianos devalúa la necesidad de fundamentar esa unidad en la verdad, es decir, en la Palabra de Dios (ver Ecumenismo cristiano). De ahí que, como suele ocurrir en este tipo de iniciativas, Taizé incurra en la contradicción de tratar de compatibilizar concepciones y prácticas antológicamente irreconciliables, como el ‘Solus Christus’ bíblico-protestante y la mediación de María y los santos romanista, por ejemplo. Hay cosas que o son cristianas, como afirman unos, o no lo son, como afirman otros; pero ambas afirmaciones no pueden asumirse simultáneamente. La cosmovisión católica y la protestante son en el fondo tan radicalmente opuestas que no es posible, por mucho que lo deseara Roger y lo desean tantas otras personas, «adherirse plenamente a la fe católica» sin «abjurar del protestantismo» (ver Mentalidades católica y protestante).

Nos alegra saber que Roger no pretendió ocultar su evolución personal. Su aproximación al catolicismo romano era evidente. Ahora bien, este comunicado maneja un concepto de “conversión” que resulta peligroso: desde el punto de vista cristiano la conversión es un encuentro personal con Jesús, encuentro que provoca un cambio de vida (previa “muerte” del viejo hombre (ver Juan 3 y Romanos 6: 6); no tiene nada que ver con un acto institucional cual es adherirse a una iglesia concreta. La Biblia, como es patente en las referencias previas y en otras muchas, no es eclesialista, sino biblista y cristocéntrica: uno se convierte (se entrega) a Jesús, no a una estructura eclesial ni doctrinal, que a fin de cuentas están dominadas por seres humanos imperfectos.

La Iglesia Católica Romana, para disgusto de otras iglesias que buscan la unidad con ella, rechaza en principio que se pueda ofrecer la comunión a quien no esté bautizado por su rito. En varias ocasiones Roma ha disciplinado a sacerdotes que ofrecían la hostia a fieles de otras confesiones, o que deseaban concelebrar con otros ministros. Sólo se permite como excepción que «en circunstancias totalmente especiales y respetando las condiciones objetivas, se puedan admitir en la comunión eucarística, en cuanto "panis viatorum" [pan de los caminantes, ndr.], individualmente a personas pertenecientes a Iglesias o comunidades eclesiales que no están en plena comunión con la Iglesia católica» (cardenal Angelo Scola, relator general del Sínodo sobre la Eucaristía, ‘Zenit’, 3.10.05). El “panis viatorum” se entiende como «apoyo y alimento para personas en dificultad y en búsqueda» (ibíd.). En la encíclica de Juan Pablo II ‘Ecclesia de Eucharistia’ se establece que el objetivo de esta eucaristía a los no romanistas es «satisfacer una grave necesidad espiritual para la salvación eterna de los fieles» (nº 45).

No parece que estas circunstancias correspondieran con las de Schutz, por lo que ha de concluirse que, o bien Roger era plenamente católico romano (y por tanto no era protestante, pues la propia ICR considera incompatibles una cosa y otra); o bien que hay ocasiones en que la conveniencia puede permitir saltarse un principio (en este caso, la comunión a un no católico) con el fin de atraer hacia la “Santa Madre Iglesia” a otros no católicos. LEx

martes, septiembre 12, 2006

El Hermano Roger volvió a Roma

Religión Digital, 6.9.06

El hermano Roger Schutz, protestante nacido en Suiza y fundador de la comunidad ecuménica de Taizé (centro-este de Francia), se había convertido al catolicismo, según ha trascendido ahora, más de un año después de su asesinato.

Así lo aseguran el historiador Yves Chiron en la publicación 'Aletheia' y el antiguo obispo de la región, Raymond Seguy, en declaraciones al vespertino 'Le Monde'.

El hermano Roger fue asesinado a puñaladas por una joven rumana desequilibrada el 16 de agosto de 2005 en la iglesia que él mismo había hecho construir en 1962.

Según el obispo Seguy, Roger Schutz se convirtió al catolicismo en 1972 y, cuando acudía al Vaticano, solía asistir a misa en la capilla privada del Papa y comulgaba.

El cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, concelebró el oficio religioso de los funerales del fundador de la comunidad de Taizé.

La conversión al catolicismo del hermano Roger no se había hecho pública porque él no quería 'romper la comunión ecuménica' en torno a Taizé, según el obispo Séguy.

El historiador Yves Chiron señala que el otro fundador de Taizé, el pastor Max Thurian, fallecido en 1996, también se había convertido a la religión de Roma.

Quien siguiera la trayectoria de Roger Schutz (tristemente, asesinado hace un año), pudo observar que ‘de facto’ tanto él como los principios de su comunidad eran y son católicos romanos. Pero todo el mundo estaba convencido de que Schutz seguía siendo protestante. Si es cierto que se hizo romanista, se confirma algo que ya era obvio: básicamente toda la actividad “ecuménica” de Roma es pura estrategia de poder, ante la cual se justifican hechos tan incoherentes como el ocultamiento durante treinta y tres años de la auténtica fe de un líder religioso. Todo con el objetivo de atraer a su movimiento, pretendidamente plural, a cristianos de diferentes confesiones.

El ecumenismo se basaría, en principio, en el acercamiento de los cristianos en busca de la unidad, fundamentada ésta sobre los elementos comunes de la fe profesada. Un ecumenismo coherente implica lógica y necesariamente que cada creyente permanezca en su propia iglesia, mientras se abre al diálogo e incluso a la celebración común con otros cristianos. Cambiar de iglesia es un acto completamente legítimo que jamás debe limitarse (como algunos, precisamente en aras del ecumenismo, pretenden, aireando el fantasma del “proselitismo”; ver Ecumenismo humanista). Pero cambiar de iglesia es contrario al ecumenismo. Hacerlo en secreto siendo un líder “ecuménico”, como parece ser el caso, es una maniobra engañosa.

Sería deseable que esta revelación abriera los ojos de quienes están siendo engatusados por la estrategias papales de imperialismo espiritual (ver Ecumenismo y autoridad). Pero mucho nos tememos que contribuirá a un mayor engaño. LEx

jueves, septiembre 07, 2006

Bush reconoce cárceles secretas

BBC, 6.9.06

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, reconoció por primera vez la existencia de cárceles secretas, fuera de Estados Unidos, manejadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

"Aparte de los terroristas que mantenemos en Guantánamo, un pequeño grupo de presuntos líderes terroristas capturados durante la guerra han sido interrogados fuera de Estados Unidos, en un programa separado operado por la CIA", dijo.

"Estos hombres son peligrosos. La seguridad de nuestra nación, las vidas de nuestros ciudadanos, dependen de nuestra capacidad para anticiparnos a los terroristas", añadió el mandatario. [...]

Según él, todos estos prisioneros también estarán protegidos a partir de ahora por la Convención de Ginebra.

Estados Unidos había sido blanco de fuertes críticas a nivel internacional por no reconocer el estatus de prisioneros de guerra -según esa convención de 1949- a los combatientes extranjeros que capturaba como parte de su "guerra contra el terror".

Sin embargo, en julio Bush se vio obligado a reconocerles ese derecho, después de que la Corte Suprema de su país bloqueara los planes de crear tribunales especiales para enjuiciar a los prisioneros de Guantánamo. [...]

En su discurso televisado de este miércoles, junto a familiares de personas que perdieron la vida en los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, Bush dijo que ya no hay ningún sospechoso de terrorismo bajo el programa de la CIA.

El presidente de Estados Unidos reconoció que la CIA utilizaba "un conjunto alternativo de procedimientos", acordados con el Departamento de Justicia, cuando los prisioneros dejaban de hablar.

Pero insistió en que "Estados Unidos no tortura. No lo he autorizado ni lo autorizaré", dijo.

El mandatario añadió que le ha pedido al Congreso que apruebe urgentemente una legislación que deje en claro que el personal militar de Estados Unidos cumple sus obligaciones de conformidad a la Convención de Ginebra.

También dijo que el Congreso debe garantizar que los sospechosos de terrorismo no puedan utilizar los tribunales estadounidenses para demandar al personal de ese país enfrascado en la "guerra contra el terror".

El gobierno estadounidense, sobre todo por boca de Rice, su secretaria de Estado, había negado repetidamente la existencia de estas prácticas secretas. Ahora el archicriminal que lo preside no sólo la admite sino que, aunque les cambia el nombre ("conjunto alternativo de procedimientos", las llama), reconoce la práctica de torturas por parte de la CIA. Y que, hasta ahora (o sea, durante años), esos presos han estado al margen de la Convención de Ginebra. Presos a los que, por cierto, llama “peligrosos” cuando no han sido objeto de juicio alguno ni del menor respeto por sus garantías jurídicas (y sabido es cómo ya varias veces en el pasado se ha demostrado que hay inocentes entre ellos).

La gran pregunta es: ¿Quién y cuándo se juzgará al gobierno de este genocida?

Pero entretanto el mundo sigue impasible. Como en el ascenso del III Reich, los nuevos fascistas perpetran crímenes cada vez mayores, que tienen como destino lógico un nuevo totalitarismo, contando con la general complicidad del silencio. Sólo algunas voces críticas se dejan oír, dolorosamente conscientes de lo que se nos avecina. LEx