
El Ministerio de Defensa español está negociando con las autoridades de Kabul el patrocinio de una nueva unidad del Ejército afgano, que se establecerá en la provincia de Badghis, responsabilidad de las tropas españolas, para limpiarla de los talibanes, que protagonizaron su último ataque el pasado viernes. Todos los gastos de la unidad, desde la construcción del cuartel hasta el armamento, pasado por los vehículos o los uniformes, serán financiados por España. […]
Serán lo más parecido a las "tropas nómadas", las unidades formadas mayoritariamente por nativos que hasta su descolonización en 1975 aseguraron la presencia del Ejército español en los desiertos del Sáhara Occidental. Con la diferencia, no desdeñable, de que Afganistán es un país soberano. […]
El pasado viernes, una columna del Ejército afgano cayó en una emboscada a 90 kilómetros al norte de la capital provincial, Qal-e-Naw. Una sección española, con 27 efectivos, acudió en su auxilio y pidió el apoyo de los aviones de la OTAN. El balance, tras más de dos horas de combate, fue de siete militares afganos y 20 talibanes muertos. Los españoles resultaron ilesos. Este enfrentamiento, el más cruento que se ha producido desde la llegada de las tropas españolas a Afganistán, en 2002, demuestra que la insurgencia está sólidamente asentada en Badghis.
En enero pasado, durante su última visita a Afganistán, el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, anunció que España aportaría 52 instructores para formar dos batallones del Ejército afgano, dentro de un programa de la OTAN conocido como OMLT’s (Equipos de Enlace e Instrucción Operativa, en sus siglas en inglés). […]
Decir que Afganistán es un país “soberano” suena a broma de mal gusto. Afganistán es un país con un gobierno títere, sumido en una guerra de invasión promovida por Estados Unidos con la excusa de la captura de Bin Laden tras el 11-S, que en 2001 se vino a sumar, para empeorar la situación, a una guerra civil previa (ver 7-O: ¿Qué sabe nadie?). La España gobernada por Aznar, como todo el mundo entonces, se sumó cobardemente a esta infamia. Y el gobierno de Rodríguez Zapatero, que al llegar al poder sacó las tropas españolas de Irak, continúa apoyando esta guerra, bajo el eufemismo de intervención “pacífico-humanitaria”. LEx