ElPaís, 20.3.13
[…] El exsacerdote Boff declaró
al semanario alemán Der Spiegel que “hace un par de meses” el entonces
arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, “aprobó
expresamente que una pareja de homosexuales adoptara un niño”. En su
columna semanal, Boff ha escrito: “Francisco tiene en mente una iglesia fuera
de los palacios y de los símbolos del poder. Lo mostró al aparecer en público.
Normalmente, los papas y Ratzinger principalmente ponían sobre los hombros la
muceta, esa capita corta bordada en oro que sólo los emperadores podían usar.
El papa Francisco llegó
sólo vestido de blanco. En su discurso inaugural […] dijo que quiere
‘presidir en la caridad’, algo que pedían los mejores teólogos del ecumenismo. El
Papa no debe presidir como un monarca absoluto. Según Jesús, debe presidir en
el amor. […] El papa Francisco pide humildemente al pueblo de Dios que
rece por él y lo bendiga. Sólo después él bendecirá al pueblo de Dios. Pide
que le ayuden a construir un camino juntos. Por último, evitó todo
espectáculo de la figura del papa. No extendió ambos brazos para saludar a
la gente. Se quedó inmóvil, serio y sobrio, yo diría, casi asustado. Solamente
se veía una figura blanca que saludaba con cariño a la gente. Es un Papa que
viene del Gran Sur, donde están los más pobres de la humanidad y donde vive el
60% de los católicos. Con su experiencia como pastor, con una nueva visión de
las cosas, desde abajo, podrá reformar la Curia, descentralizar la administración y dar un
rostro nuevo y creíble a la
Iglesia”.
Casaldáliga, de 85 años […] temía que fuera otro el
sucesor de Benedicto XVI. “La elección significa un cambio en la persona del
papa. Evidentemente, un papa solo no es la Iglesia, sino que es una
responsabilidad de todos”, declaró Casaldáliga, que espera que Francisco
adopte medidas importantes. […] Elogió la simplicidad del nuevo pontífice,
su espíritu evangelizador y el simbolismo del primer gesto de inclinarse
delante de la gente que lo aguardaba en la plaza de San Pedro. Aunque
recordó el tiempo sombrío de la
Iglesia de Argentina en la última dictadura militar de ese
país (1976-1983), se esperanzó con cambios en la curia romana. […]
El coordinador del Grupo de Curas en Opción por los
Pobres de Argentina, Eduardo de la
Serna, no se entusiasma tanto, pero rescata que “dentro
de las candidaturas que sonaban Bergoglio es Maradona, Messi y Cristiano
Ronaldo juntos”. “En el tema de compromiso liberador con los pobres,
continúa en la misma línea (conservadora). En el tema derechos humanos, pesa
sobre él la sombra de los dos jesuitas desaparecidos. No es probable que
sea un papa de avanzada. Hay cosas que a muchos preocupan y que no creo que
sean para él temas principales, como la comunión de los divorciados, los temas
de la homosexualidad y el aborto. Tampoco creo que haya cambios en el papel de
la mujer dentro de la
Iglesia. En cambio, podemos esperar gestos de cercanía.
Bien podría ser que, sin cambiar la doctrina, tuviera gestos de acercamiento a
divorciados o aún a travestís. Bergoglio ha lavado los pies de enfermos de
sida y bendijo a cartoneros (recolectores informales de residuos). Son
cosas positivas, después de un papa tan lejano como Benedicto XVI, que nunca
vio un pobre en su vida”, declaró De la Serna al periódico Página/12.
[…]
El sacerdote José Marins y la monja Teolide Trevisán,
brasileños que promueven las CEB en toda América, conocieron a Bergoglio y han
escrito que lo recuerdan como “un hombre sencillo, al cual uno puede acercarse
y hablarle como a un ser humano de carne y hueso”. “Su visión eclesial no
ha sido retrógrada. En los temas morales mantiene lo afirmado actualmente por la Iglesia: está contra el
aborto, matrimonios gais..., pero condenó a curas que no querían bautizar a los
hijos de los que no estaban casados por la Iglesia. […]
Era más que previsible que este sector de la Iglesia Católica
Romana reaccionara así ante el nuevo papa. Ponen un gran acento en detalles
como que llegara “sólo vestido de blanco”… sin darse cuenta de que, aparte del
precio de esas vestimentas, si realmente se considerara a sí mismo una
persona normal, vestiría normal; y ellos
mismos evidencian considerar la figura papal como algo sobrehumano, al destacar
que a este papa se le puede hablar “como a un ser humano de carne y hueso”.
¡Faltaría más!
Se centran en la doctrina oficial católica sobre cuestiones sexuales,
como si esa fuera la piedra de toque que determina si el papado es cristiano o
no; pero se niegan a ir al fondo de la cuestión: la institución en sí, sea cual sea el talante de quien la dirija, es
radicalmente anticristiana. Dice Boff que “el Papa no debe presidir como un
monarca absoluto. Según Jesús, debe presidir en el amor”. Pues no: según Jesús,
no debe existir nada ni remotamente parecido al papado. Como cabeza de la
iglesia ya tenemos los cristianos a nuestro santo Padre Dios, a Cristo como sumo
sacerdote y al Espíritu Santo como vicario de Cristo (ver ¿Quién
es el Santo Padre?).
Disfrutan al ver que Bergoglio
pide que recen por él antes de bendecir al pueblo. ¿Pero con qué autoridad este
hombre “bendice” a las personas? Dice Boff que “evitó todo espectáculo
de la figura del papa”. Pero ¿acaso la simplificación de algunos
detalles elimina el gigantesco ‘show’ que supone todo el sistema papal?
Según Boff, Bergoglio “podrá
reformar la Curia,
descentralizar la administración y dar un rostro nuevo y creíble a la Iglesia”. Bíblicamente, la única reforma aceptable
del papado sería su autodisolución. Sin esta medida (hipótesis más que
inverosímil, claro), cualquier “rostro nuevo” será simplemente un lavado de
cara, un ‘aggiornamento’ del estilo del Concilio Vaticano II, que cambió
algunas formas y mantuvo las esencias (ver Blasfemias).
Estos teólogos (entre los que están Hans Küng,
Xavier Pikaza…), muy admirados incluso por no creyentes con
sensibilidad social, son profundamente
papistas; una opción del todo respetable, pero ¿es coherente con su
discurso liberacionista y con su reivindicación de una iglesia realmente
evangélica y antijerárquica?
Para Boff (que ya elogió
a BXVI al ser elegido, y que con
mucha frecuencia exhibe un despiste
teológico espectacular), el papa, y
no Cristo, es «el verdadero animador de la fe y de la esperanza de toda la Iglesia (‘El País’,
11.4.05). También declaró en su día: «Tengo la certeza
de que va a llegar un día, no sé cuándo, en que los pobres harán al Papa. […]
Los pobres sueñan que va a llegar un día en que el Papa representará al Cristo
histórico verdadero, que fue un pobre. […] Necesitamos un papa de la
cordialidad, de la compasión y de la esperanza, amigo de todos los seres
vivientes y sobre todo de los más humillados» (‘El País’, 4.4.99). Parece que para él, y para muchos otros, ha
llegado ese momento. Y si no, seguirán criticando aspectos secundarios de la
institución papal, con la esperanza de que algún día llegue su papa. LEx