Leonardo de Chirico
El reciente
fallecimiento del Cardenal Carlo María Martini (1927-2012) proporciona una
oportunidad para reflexionar sobre las más amplias tendencias católico romanas. […]
La
biografía de Martini en sí misma tiene una trayectoria que compendia algunas de
las características clave del catolicismo romano post-Vaticano II, por ejemplo,
la renovación bíblica, la apertura al mundo moderno y los presuntos conflictos
internos dentro de la jerarquía católica romana de alto rango. […]
Pronto se convirtió
en el “héroe” de la izquierda, el partido progresista de la ICAR [Iglesia Católica
Apostólica Romana], aunque oficialmente nunca aprobó este papel. […] Algunas de
sus posiciones parecían ser distintas de las de Juan Pablo II y del entonces
Cardenal Ratzinger […].
Oficialmente […] Martini
fue siempre elogioso con el papa reinante y con Juan Pablo II, y nunca dio
señales de crítica. El apodo que se ganó de ser el “anti-papa” (o
sea, contra el papa), era una caricatura y debería haberse cambiado por “ante-papa”
(es decir, uno que va delante del papa, abriéndole camino). […]
Según la
opinión pública, Martini representa un punto de vista que es el polo opuesto al
de Juan Pablo II y de Benedicto XVI dentro del mundo católico romano. […]
En
realidad, la opinión pública tiene que encontrar polarizaciones, tiene que
poner un personaje en contra de otro y tiene que hallar conflictos dentro de un
cuerpo social determinado. En muchas ocasiones estas polarizaciones reflejan la
realidad y en otras, simplemente proyectan oposiciones que no existen.
En el caso de
Martini, ambas observaciones son ciertas. Son verdaderas porque el catolicismo romano se basa en múltiples
tensiones continuas que influyen en una forma u otra, pero que están destinadas
a mantenerse en equilibrio. En otras palabras, Juan Pablo II necesitaba a
Martini y Martini necesitaba a Juan Pablo II. El primero mantenía el
equilibrio, al tiempo que el segundo exploraba nuevos campos. Martini hablaba
al centro-izquierda, mientras que Wojtyla hablaba al centro-derecha, y de esta
forma el espectro entero quedaba cubierto. El catolicismo romano como un todo
necesita tanto al defensor del equilibrio ya conseguido como al explorador de
nuevos asentamientos.
En el
sistema católico romano, se supone que el papa lucha contra los “anti-papas”,
pero probablemente alentar a los “ante-papas” es la forma adecuada para que la
síntesis católico romana se extienda más lejos, a fin de que lo que ahora es
percibido como una vanguardia inquietante mañana será el centro del escenario.
En este sentido, el “ante-papa” Martini, que llegó demasiado tarde para ser papa,
quizás sirva de modelo para los futuros papas.
Leonardo
de Chirico es uno de los analistas
más agudos de las cuestiones papales. Este artículo (leer completo), partiendo del caso concreto de Martini, se
puede decir que explica de algún modo el
Principio
de Sí Contradicción por el que se
rige la institución católica romana, y que tan útil resulta para crear
confusión, al servicio de esta estructura de poder. LEx