Las autoridades sanitarias de Estados Unidos aconsejan que este invierno se vacune contra la gripe a toda la población de más de seis meses. Y que las personas mayores, sobre todo, lo hagan en cuanto el medicamento esté disponible. El CDC (Centro de Control de Enfermedades, asesor científico del equivalente al Ministerio de Sanidad) considera que los beneficios de la inmunización son claros, y que es más fácil hacer campañas en este sentido que andar separando por grupos de población (en España, por ejemplo, se recomienda a mayores y enfermos crónicos, sobre todo). El fármaco que llegará a los mercados este invierno está ya preparado para prevenir la infección por la gripe A.
Pero no es el único movimiento a favor de intensificar las vacunaciones. La Sociedad Americana de Epidemiología y Cuidado de la Salud ha hecho una dura recomendación: que todo el personal sanitario se vacune, y que, al que no lo haga, no se le deje trabajar. Atender a pacientes sin inmunizarse “es como permitir que médicos y enfermeras entren en un quirófano sin lavarse antes”, señalan los especialistas en un artículo que han publicado en Infection Control and Healthcare Epidemiology.
En España, parte del personal sanitario lideró el boicoteo a la vacuna de la gripe el invierno pasado. La Ley de Salud Pública que prepara Sanidad no establece que sea obligatorio que se vacunen, pero sí que informen a sus pacientes si no lo han hecho.
Resulta increíble la cara dura que tienen y cómo se sienten fuertes e impunes. Otro gallo habría cantado si la reacción contra la gripe cochina hubiera sido la que tenía que ser: clamorosa. Pero es que con un pueblo adocenado allí y aquí (“la Roja”, el falso dilema izquierda-derecha... eso es lo importante), los poderosos se pueden permitir impunemente estas cosas: seguir aproximándonos hacia la vacunación obligatoria y, de paso, aprovechar el excedente de dosis que quedaron en la fraudulenta pandemia de gripe A(rtificial).
Como siempre, el Imperio marca la pauta y lleva la delantera, pero sus “provincias” están a verlas venir. Y en la nuestra –España– tienen una fiel lacaya en la persona de Trilateral Jiménez, la ministra de Sanidad. LEx