El presidente de Alemania, Horst Köhler, ha comunicado su dimisión esta mañana en Berlín, tras las críticas recibidas por sus comentarios sobre el despliegue del ejército alemán (Bundeswehr) en Afganistán. […]
Durante su visita al país asiático, Köhler dio a entender que el debate público esta asumiendo paulatinamente que proteger el comercio nacional era un motivo legítimo para iniciar una acción militar. La oposición criticó duramente la opinión del Presidente y le recriminó el daño que podía haber causado a la imagen de la misión de la OTAN en Afganistán.
Durante una entrevista con la radio Deutschlandradio, Köhler comenzó su intervención señalando que Alemania se encontraba en Afganistán junto a sus aliados para asegurar su seguridad y que sería bueno abrir el debato sobre estas cuestiones. Luego añadió: “Pero considero que, en general, vamos camino de comprender, incluso de manera amplia entre la sociedad, que un país de nuestro tamaño, con su orientación hacia el comercio exterior y por lo tanto también dependiente del comercio exterior, tiene que ser consciente de que cuando peligren debido a una emergencia, el despliegue militar es también necesario para proteger nuestros intereses”.
“Por ejemplo, con la libertad de las rutas comerciales, o para impedir la inestabilidad en toda una región, lo que tiene un impacto negativo en nuestras oportunidades comerciales, empleos e ingresos. Todo esto debería discutirse y creo que no lo estamos hacienda demasiado mal”, añadió el dignatario alemán. […]
Este hombre dimite por explicar abiertamente la estrategia de todos los gobiernos que apoyan estas guerras imperiales. Dimite porque se trata de una estrategia inconfesable, de puro perversa, y él la ha confesado. Si prevaleciese un mínimo de ética, la consecuencia debería ser la dimisión de todos, pues lo grave no es tanto la confesión como lo confesado. LEx