El Vaticano tiene un excelente embajador ante España… en la persona que debería representar a España frente a esta superpotencia, como muestra esta entrevista. Llamar “excesos verbales” a la campaña permanente de descalificación por parte de estos jerarcas es una auténtica manipulación, impropia incluso de un diplomático. LEx
Y, bueno, para demostrar que es falso que Zapatero persiga a la Iglesia, yo me acojo a todo el rosario de acuerdos a los que este Gobierno ha llegado con la Iglesia […]: el acuerdo de financiación, el estatus de los profesores de Religión, el pago del IVA, incluso modificaciones puntuales de la Ley de la Memoria Histórica. Me consta que el presidente está personalmente interesado en que se reconozca y valore el papel de la Iglesia en España, pero de una Iglesia que debe comprender que España es una sociedad en la que el poder civil está totalmente separado del poder religioso. Después de los problemas de los primeros años, el balance no puede ser más positivo. Incluso ha habido acuerdo con la asignatura Educación para la Ciudadanía a través de una entidad tan importante como es la FERE.
Esto es totalmente cierto. Pero seguirán sin conformarse, pues lo quieren todo y su objetivo sigue siendo doblegar al estado. LEx
P. Pero Cañizares ha demonizado a la FERE acusando a sus dirigentes de colaborar con el mal, o sea, con Zapatero.
R. Mire, a mí esta afirmación de Cañizares lo que demuestra es que, afortunadamente, la Iglesia española es plural. Y a lo mejor tampoco nosotros hemos sido capaces de explicar bien los contenidos de Educación para la Ciudadanía, que defiende valores que se enseñan en toda Europa.
Lo relativo a la EpC también es parcialmente verdad, como demuestra por ejemplo el estúpido vídeo de las Juventudes Socialistas sobre la asignatura. Pero no es menos cierto, a la vez, hasta qué punto la ICR manipula esa cuestión (ver Tropas de asalto contra Educación para la Ciudadanía). LEx
Usted recurre, permanentemente, a determinadas opiniones, pero es que, además de las de monseñor Rouco y monseñor Cañizares, en la Iglesia española hay otras opiniones como las del presidente de la Conferencia Episcopal, junto a las de los obispos que le apoyan.
P. Pero no parece que esas opiniones, incluida la de monseñor Blázquez, pesen tanto como las voces de la crispación y de la desconfianza, ¿no?
R. Yo estoy dispuesto a tirarme a la piscina. ¿Qué es lo que pasa? En todo este proceso hay un problema importante que es la cadena de la Iglesia. Está claro que lo que aquí no debatimos ni cuestionamos es la libertad de expresión, pero lo que sí puede provocar el desconcierto, incluso en los católicos como yo, es el hecho de que desde una emisora propiedad de la Iglesia se utilice un determinado lenguaje. Hay programas que tienen todo el derecho del mundo a funcionar, pero no desde una emisora propiedad de la Iglesia. Está claro que la Cope es una piedra en el zapato de las relaciones entre el Gobierno y la Iglesia, y le admito que distorsiona mucho este clima de diálogo.
P. Y en su opinión, ¿por qué la jerarquía de la Iglesia no acaba con esta situación, con esa orientación de la Cope?
R. Voy a ser claro y rotundo: ¡no lo entiendo en absoluto! No entiendo que la Iglesia, como tal institución, permita que se emita ese tipo de programas, y que lleguen incluso a ofender al jefe del Estado. Hay sectores de la Iglesia que tienen claro el daño que hace la Cope. Es muy difícil el poder explicar cómo hay determinados programas que son auténticos molinos de odio. Pero eso es algo que tiene que resolver la propia Iglesia.
Quien no entienda el Principio de Sí Contradicción que rige las intervenciones de esta entidad, está condenado a malinterpretarla permanentemente, cayendo así en sus trampas. LEx
[...] Hay momentos en los que la Iglesia se siente acosada.
P. ¿Acosada por el Gobierno? ¿Pero no quedamos en que las cosas iban mucho mejor?
R. ¡Por el Gobierno, no! Yo creo que, al contrario, la Iglesia ha valorado los gestos del Gobierno; todo lo que ha conseguido, el diálogo abierto que el Vaticano tiene con la vicepresidenta Fernández de la Vega. Yo me refería más bien a declaraciones de determinados dirigentes de mi partido, que intentan mantener posturas beligerantes que ya han sido superadas por la historia. Pienso que tan malo es que la Iglesia quiera seguir ocupando un papel que la historia ha condenado al olvido, como que desde la izquierda se siga practicando un anticlericalismo decimonónico. La Iglesia se siente acosada cuando desde el PSOE se habla de medidas de ruptura de los acuerdos bilaterales que no responden ni al criterio del Gobierno, ni a las demandas de la sociedad.
Lo que muchos creían superadas por la historia son las pretensiones neoconfesionalistas de la ICR. Si esta entidad regresa al siglo XIX (con ropajes postconciliares, eso sí), no se deberían sorprender del retorno del
“anticlericalismo decimonónico”. Pero lo cierto es que éste se limita a unas pocas voces laicistas y a alguna manifestación antirreligiosa más bien folclórica. En cambio la jerarquía romanista tiene numerosos y sólidos apoyos. LEx
A mí no me inquieta nada la pretensión de revisar esos acuerdos; lo que les pregunto a quienes desde mi propio partido proponen su reforma, su anulación, que me digan qué es lo que se quiere reformar. ¿Qué se quiere? ¿Romper las relaciones con el Vaticano? ¿No tener reguladas las relaciones con la Iglesia católica? […]
La ICR, como todas las demás confesiones, tiene derecho a establecer acuerdos con el estado español, pero éstos no pueden adoptar la forma de tratado internacional con la monarquía teocratista que es el Vaticano (que, como estado que es, tiene derecho a mantener relaciones con España dentro de su ámbito puramente político), privilegiando además a la ICR sobre otras religiones. La no distinción entre estas dos esferas supone un atentado, consentido por el estado español, tanto a la separación de la iglesia y el estado como al principio de igualdad religiosa. LEx