miércoles, diciembre 13, 2006

Muerte de Pinochet: Presidente de la Conferencia Episcopal pide evitar provocaciones

Zenit, 11.12.06

Monseñor Alejandro Goic, presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, […] aclaró que, «más allá del juicio histórico sobre su figura, ante la majestad de la muerte inevitable para todo ser humano, la actitud que corresponde es de respeto. Y los que creemos, elevamos una oración por su descanso», explica un comunicado de prensa emitido por la Conferencia Episcopal.

Asimismo, el pastor hizo un llamado fraterno a la comunidad nacional a que «se eviten provocaciones, a favor y en contra del ex gobernante», añade la nota. […]

«Yo personalmente tengo mi propia opinión sobre la falta de respeto a la dignidad humana que hubo en su gobierno. Pero lo que corresponde es vivir estas horas con dignidad», añadió. […] Finalmente, monseñor Goic recordó que «para los cristianos lo más importante es el encuentro con Dios, que tiene misericordia, aun de los más grandes pecadores».

Por su parte, el cardenal Francisco Javier Errázuriz, arzobispo de Santiago, […] durante el responso fúnebre que presidió en la mañana de este lunes en la capilla ardiente, ubicada en la Escuela Militar, […] dijo: «Nos convoca el dolor de innumerables chilenos por el fallecimiento de don Augusto Pinochet Ugarte. En circunstancias dramáticas para nuestra patria, sintió el deber de asumir el mando supremo de la Nación. Como todos nosotros, había recibido de Dios muchos dones y tenía debilidades y limitaciones. En esta hora le agradecemos a Dios todas las cualidades que le dio y todo el bien que hizo a nuestra Patria y a su propia Institución, y le pedimos que le perdone los pecados de omisión y comisión que realizó. Sabemos que mientras más alta es la autoridad, más brillan sus cualidades y también sus errores. Le pedimos al Señor, que es misericordioso, que es la fuente de todo bien, que Él lo perdone, tome en cuenta todo el bien que hizo, y lo acoja en su amor y su paz». […]

«Escucha Padre –agregó el Arzobispo de Santiago- nuestra súplica y conforme a tu bondad concédele a los difuntos gozar eternamente de la paz de Cristo, y a nosotros mantennos fieles en tu servicio hasta que un día nos encontremos todos en tu Reino, Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén».

Por si a alguien le cabían dudas de dónde estuvo siempre y sigue estando el Vaticano en cuanto a la dictadura de Pinochet, estas palabras son elocuentes (ver también el artículo Los hombres de Pinochet en el Vaticano, de Juan José Tamayo, publicado en 1999 en ‘El País’, y nuestro texto Reagan, Wojtyla y la Santa Alianza).

Desde una perspectiva cristiana, es cierto que el juicio de una persona en el más allá sólo corresponde a Dios. Pero precisamente por eso los simples mortales no pueden interceder por alguien que está muerto, y cuya oportunidad ya se ha extinguido, para bien o para mal (ver
Eclesiastés 9: 4-5). Será en el Juicio Final, una vez resucitado, cuando reciba su sentencia (Daniel 12: 1-2). Además estos prelados parecen olvidar que Pinochet jamás reconoció haber cometido crímenes, ni mostró
el más mínimo arrepentimiento por sus fechorías.

La complacencia y aprobación de estos prelados romanistas hacia una dictadura sangrienta y terrorífica no es más que complicidad con ella; complicidad blasfema, además. LEx

jueves, diciembre 07, 2006

Benedicto XVI hace un balance de su viaje a Turquía

Zenit, 6.12.06

Publicamos la intervención de Benedicto XVI en la audiencia general de este miércoles, dedicada a recordar su viaje apostólico a Turquía, que tuvo lugar del 28 de noviembre al 1 de diciembre.


* * *
[…] Remontándome a la visión que el Concilio Vaticano II presenta de la Iglesia (Cf. constitución «Lumen gentium» 14-16), podría decir que también los viajes del Papa contribuyen a realizar su misión que se desarrolla en «círculos concéntricos». En el círculo más interno, el Sucesor de Pedro confirma a los fieles católicos en la fe, en el intermedio encuentra a los demás cristianos y en el más exterior se dirige a los no cristianos y a toda la humanidad.

El papado asume para sí mismo una jurisdicción espiritual universal, independientemente de la voluntad de las personas implicadas. Aunque miles de millones de personas no profesan obediencia ni seguimiento hacia el jefe de la Iglesia Católica Romana, y muchos de ellos incluso rechazan su ministerio, el papa extiende sobre ellos sus pretensiones hegemónicas. Ése es el concepto papal de ecumenismo (ver Ecumenismo y autoridad), y es a la vez uno de los factores que explican su creciente poder mundial (ver 2-A: Demostración de fuerza vaticana). LEx


La primera jornada de mi visita a Turquía se desarrolló en el ámbito de este tercer «círculo», el más amplio: encontré al primer ministro, al presidente de la República y al presidente para los Asuntos Religiosos, dirigiendo a éste último mi primer discurso; rendí homenaje al Mausoleo del «padre de la Patria Mustafá Kemal Atatürk, y después tuve la posibilidad de hablar al Cuerpo Diplomático en la nunciatura apostólica de Ankara.

Esta intensa serie de encuentros constituyó una parte importante de la visita sobre todo porque Turquía es un país en su gran mayoría musulmán que se regula por una constitución que afirma la laicidad del Estado. Es, por lo tanto, un país que constituye un emblema del gran reto que hoy se plantea a nivel mundial: por una parte es necesario redescubrir la realidad de Dios y la importancia pública de la fe religiosa y, por otra, garantizar que la expresión de esa fe sea libre, sin degeneraciones fundamentalistas y capaz de repudiar firmemente cualquier forma de violencia.

El Vaticano sabe que la defensa directa del confesionalismo es una baza que no se puede jugar en el mundo actual; de ahí que apele permanentemente a la búsqueda de la identidad espiritual de los pueblos como fuerza sociopolítica (ver ¿Una Europa confesional?). Para ello sociedades menos secularizadas que la occidental le sirven en cierta medida de modelo. Ahora bien, Ratzinger vuelve a vincular fundamentalismo y violencia con el islam (ver BXVI: ¿Apostando por la guerra?). LEx

Por tanto, tuve la oportunidad propicia de renovar mis sentimientos de estima a los musulmanes y a la civilización islámica. […] En el ámbito del diálogo interreligioso la divina Providencia me permitió cumplir, casi al final de mi viaje, un gesto que en un primer momento no estaba previsto y que se reveló sumamente significativo: la visita a la Mezquita Azul de Estambul. Permaneciendo unos minutos en recogimiento en ese lugar de oración me dirigí al único Señor del cielo y de la tierra, Padre misericordioso de toda la humanidad. ¡Que todos los creyentes puedan reconocerse como criaturas y dar testimonio de auténtica fraternidad! […]

Tras “la de cal” del discurso de Ratisbona, “la de arena” de los gestos de aproximación al islam. Es la hábil estrategia de extensión de las redes “ecuménicas” papales. LEx

El «círculo» intermedio, el de las relaciones ecuménicas, ocupó la parte central del viaje, con motivo de la fiesta de san Andrés, el 30 de noviembre. […] Renové junto a Su Santidad Bartolomé I este gesto de gran valor simbólico para confirmar el compromiso recíproco de proseguir el camino hacia el restablecimiento de la comunión plena entre católicos y ortodoxos. […]

Por “comunión plena” el papado entiende la absorción de las demás iglesias y el sometimiento al reconocimiento de hegemonía papal. Las iglesias ortodoxas son las que más nítidamente han recorrido este programa vaticano, acelerado por la situación política internacional (ver Ecumenismo cristiano). LEx

Que Dios omnipotente y misericordioso ayude al pueblo turco, a sus gobernantes, y a los representantes de las religiones a construir juntos un futuro de paz para que Turquía pueda ser un «puente» de amistad y de colaboración fraternal entre Occidente y Oriente. Recemos, además, para que por intercesión de María Santísima, el Espíritu Santo haga fecundo este viaje apostólico, y aliente en todo el mundo la misión de la Iglesia, instituida por Cristo para anunciar a todos los pueblos el evangelio de la verdad, de la paz y del amor.

Con la característica habilidad de la diplomacia vaticana (que nos lleva a preguntarnos otra vez: ¿es posible creer que se le escapase a Benedicto XVI la cita antiislámica de Ratisbona?), Ratzinger elude defender la integración de Turquía en la Unión Europea. Pero al recurrir a la metáfora del puente tampoco cierra esta puerta (como hiciera en otras ocasiones anteriores; ver Dossier Ratzinger). No hay que olvidar que Washington apuesta por esta integración, pues tiene en Turquía un buen aliado militar integrado en la OTAN. LEx